¿Quién no puede apreciar la belleza de un árbol? La fuerza del tronco, sus ramas extendidas, hogar para aves e insectos, florece en primavera, da frutos en verano y sombra fresca para resguardarse del sol abrasador. ¿Cómo sería el mundo sin árboles? Y el tesoro más grande de todos es el árbol del mundo humano, la familia de almas que vive en este planeta. Seres humanos. Almas en sus cuerpos de tan variados colores y formas, como desafiando cualquier clasificación. Aunque las personas traten de encajarnos de manera arbitraria, el árbol simboliza que todos estábamos destinados a estar aquí justo en la forma en que estamos: sin exclusiones, ni aberraciones, ni percances, ni cambio. Cada uno tiene un derecho divino a interpretar su papel en este gran teatro ilimitado llamado vida.
Brotes, hojas y ramas
Somos los brotes y las hojas que se extienden hacia el cielo. Esta analogía cobra vida cuando pensamos en la interminable variedad de personalidades y estados de ánimo con que nos topamos cada semana en el trabajo. Podemos agruparnos en ramas y gravitar hacia mentes similares, sin embargo permaneceremos distintos, perfectos en nuestra imperfección, con el permiso de ser lo que deseemos. Nuestras inclinaciones religiosas o preferencias políticas pueden agruparnos, pero persistimos en nuestra singularidad.
No hay una persona que sea réplica de otra. Incluso los gemelos idénticos tienen algunas diferencias. Esta danza de raza, religión, género y credo es realmente bastante asombrosa. Podemos tratar de encontrar a un alma gemela o espíritu afín, sin embargo la verdad eterna prevalece: cada uno de nosotros es único y está solo. No en soledad, sino en singularidad.
Seres individuales
Parte del viaje espiritual exige que reconozcamos que somos individuos en todo el sentido de la palabra: especiales, solitarios, únicos en su especie. Esta conciencia nos liberará. Especialmente cuando honramos nuestra individualidad y nuestros derechos y responsabilidades de ser pacíficos, vivir en armonía, sin la violencia de la rabia o la lujuria.
Asimismo el viaje nos pide que disfrutemos de la colectividad, de la unión de los valores compartidos e intenciones respetuosas. Esta armonía concentra la buena voluntad y empodera la acción que nos protege del dolor y la pérdida y del sufrimiento que emerge a través de la acción inapropiada y la mala intención. Podemos desarrollar una fortaleza de unidad cuando tenemos la voluntad de hacerlo.
Almas Unidas
Todas las partes del árbol están interconectadas. Lo que ocurra a una parte del árbol, afecta a todo el árbol. Es por esto que tenemos que tener especial cuidado sobre lo que pensamos y hacemos, ya que cada pensamiento y acción envía un efecto onda alrededor del globo. Si nos estamos sintiendo consternados por las noticias mundiales de la actualidad, ahora sabemos por qué. La angustia de cada uno circula automáticamente por la atmósfera del mundo. Por esta razón, nuestras oraciones y meditaciones ayudan a aliviar esa angustia.
Podemos ver que la analogía del árbol encaja perfectamente en el crecimiento y expansión de la familia humana, pero ¿dónde está Dios en la historia del árbol de la vida? En el propio centro, en sus inicios, en su semilla. La historia comienza y termina con la Semilla. Cuando el árbol está viejo y descompuesto, Dios, quien no tiene forma, toma una para volver a sembrar el desgastado árbol de la humanidad, para eliminar el viejo crecimiento enredado y para traer a la vida al retoño del nuevo crecimiento.
La historia comienza de nuevo. Los actores, refrescados, regresan a revivir la gran obra de la vida. La vida es una obra y la obra es vida. ¿Cuán maravilloso es esto? La sabiduría yace en jugar el juego y rodar sobre los rieles del drama con una cabeza clara y un corazón fuerte.
Historia del árbol
El tronco del árbol simboliza la era del paraíso, el cual emerge de esa Semilla perfecta: esa edad dorada antes de la historia registrada, cuando hay unidad de creencia, cultura, idioma y gobernanza. Ese período de civilización perfecta cuando no hay diferencia entre la teoría y la práctica de la vida en armonía. A las personas en ese tiempo no les falta nada y están totalmente satisfechas.
La cercanía del tronco a la semilla simboliza cómo las almas en ese tiempo personifican las cualidades de Dios, viviendo la vida basados en los principios de verdad y sabiduría. La verdad final de que somos almas, no cuerpos. Tales almas se recuerdan en historias y leyendas como dioses y diosas, pero ya muy pocos entienden que tales seres divinos, en realidad una vez caminaron sobre nuestra Tierra.
Repercusión en la vida
"El Supremo está viendo el brote de este nuevo árbol. ¿Se considera usted el nuevo brote? Cuando el viejo árbol está enfermo y completamente deteriorado, aquellos que son imágenes de apoyo siembran un nuevo árbol. ¿Se considera usted parte de las raíces, la base del árbol? Mientras vemos las siniestras condiciones de todo alrededor, el Supremo, la Semilla, permanece misericordioso, trabajando con las semillas por medio del amor y la cooperación para crear un nuevo brote. Esto trae de nuevo mayor paz, pureza y prosperidad al árbol del mundo humano."
De la Historia de la Inmortalidad por Mohini Panjabi, Publicaciones BKIS, 2008